20 de septiembre, 2018

En los talleres de la Unidad 30 General Alvear, dependiente del Servicio Penitenciario Bonaerense, medio centenar de privados de libertad trabajan seis por jornada, elaborando alrededor de 1.000 pares de alpargatas cada día hábil, los que luego una empresa vende en distintas localidades de la provincia de Buenos Aires.
Las actividades laborales de los internos arrancan a las 8 de la mañana y finalizan a las 14 horas. En la fábrica instalada dentro del establecimiento carcelario se realiza todo el proceso de producción del calzado: el corte, el armado, la costura y el embolse del producto.
Sobre esta experiencia, el ministro de Justicia bonaerense Gustavo Ferrari, destacó: “que los internos tomen hábitos laborales y adquieran oficios es lo que nos ha pedido la gobernadora María Eugenia Vidal. Es que son claves para que puedan cambiar el futuro. El tiempo de estar privado de libertad es para adquirir herramientas y nos enorgullece lo que está ocurriendo en la Unidad 30”.
Juan tiene 28 años y es uno de los internos trabajadores, y sobre la oportunidad laboral detalló que “confeccionamos un modelo estándar, de lona, de distintos colores y números, aunque a algunas le ponemos estampados”.
“Haber aprendido cómo hacer alpargatas y trabajar en este emprendimiento me pone muy contento. Otros internos que ya se fueron a la calle han entrado a trabajar en empresas textiles. Es una buena alternativa laboral”, comentó Juan.
En el marco de la ley 11.046 de Trabajo Penitenciario, recientemente se renovó el convenio por dos años con la empresa Calzados El Zorzal, que es la que proporciona la materia prima: goma eva, planchas de plantilla, rollos de tela, pegamento, hilo y las máquinas de coser industrial, y las prensas para pegar y cortar.
Los internos aprenden el oficio de la mano de Emanuel y Federico, empleados de la empresa. El taller funciona de lunes a viernes y los privados de libertad perciben un peculio.
Diariamente, representantes de El Zorzal alcanzan la materia prima del trabajo a la cárcel y retiran la producción del día anterior, cuya venta sale a distintos comercios de localidades bonaerenses.
Eduardo Cordido es uno de los socios de Calzados El Zorzal y destacó la importancia de la formación en un oficio de los internos dentro del penal y contó que “algunos de ellos al salir en libertad consiguieron empleo en fábricas textiles o afines”.
El coordinador de Trabajo en el Complejo Penitenciario Centro zona Norte, Claudio Ormaechea, explicó que “la marca El Zorzal en muy conocida en las localidades del interior de la Provincia y cuando la gente se entera que las alpargatas fueron hechas dentro de una cárcel, se sorprenden por su calidad”.


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